viernes, 29 de abril de 2011

'Thor': Por las Barbas de Odín


De toda la vida de Dios, la infancia de un crío está marcada por personajes de ficción, ya sean estos radiofónicos, televisivos, cinematográficos, literarios o como en este caso gráficos. Todos nosotros (o por lo menos la gran mayoría) hemos soñado alguna vez con ser como Superman, El Llanero Solitario, Sherlock Holmes, Hércules, Legolas, Indiana Jones, Peter Pan, Starbach, Oliver Aton, formar parte de la Pandilla de los 5, del Equipo A, de la Patrulla-X, etc..

Durante muuuchos años todos esos personajes fueron las inspiración de una gran cantidad de cineastas para sus films; bueno todos no, los gráficos, es decir los que salían en los tebeos ahora llamados cómics, fueron poco utilizados. Pero no porque no hubiese niños que no soñasen con ellos, sino porque era precisamente el público al que estaba destinado, la razón por la que no se hacía, los cómics, eran para niños y como tal se veían a esos personajes. No fue hasta el año 78 cuando se pudo ver por primera vez en pantalla grande y de forma seria un superhéroe (el Batman del 66 ni lo cuento) de esos que salía en los tebeos. Richard Donner abrió el camino con 'Superman', pero lo abrió poco. Si bien las dos primeras películas de la saga tuvieron gran éxito comercial y estaban bien realizadas, las dos siguientes dejaban mucho que desear y esto mismo hizo que todo volviese a quedar en el mismo estado en el que estaba antes, el olvido.

La desconfianza de los grandes estudios hacia este tipo de películas hacía que se creasen productos de bajo presupuesto como el 'Howard el Pato' del año 86 (sí, es un personaje de Cómic) o directamente peor que mediocres como ese Vengador teñido de Dolph Lundgren del 89 o ese Capitán América de Matt Salinger del 91 que fueron directos a video. Curiosamente, estas dos últimas fueron creadas por estudios pequeños e independientes al amparo de la que fue la segunda incursión seria de otro personaje “en mallas”, y que llego en el año 88 de la mano de ese genio para algunos y chiflado para otros que es Tim Burton con un Batman de coloristas contrastes que empezaba a demostrar que eran muchas las generaciones que, habiendo crecido con estos personajes, estaban dispuestos a acudir a las salas de cine para seguir disfrutando de las aventuras de esos personajes que les hacían soñar de niños.

Pero por desgracia, sin contar con ese destacable The Crow del malogrado Brandon Lee en el año 94 (que sí, que este también salió de las páginas de un cómic), otros 10 años de espera y productos de serie inclasificable como esos 4 Fantásticos que sólo se pueden conseguir por Internet y que nunca se llegaron a estrenar ni en los USA, o el Spawn de New Line, fueron necesarios para que finalmente un vampiro sediento de venganza llamado Blade pusiese por fin una pica en Flandes e hiciese que esos primeros surcos que había abierto 20 años antes Superman, y que se hicieron mas profundos 10 después con Batman, se convirtiesen en un camino a seguir a partir de ese momento por todas las grandes distribuidoras para explotar esa gran veta dorada en la que ha acabado por convertirse todo aquello que aparece en una viñeta gráfica.

En sólo 13 años, el subgénero de los cómics y dentro de este el de los superhéroes ha crecido exponencialmente tanto en calidad (gracias a Raimi y Nolan entre otros) como en cantidad, haciendo las delicias de esas generaciones antes mencionadas, entre las que tengo la suerte de encontrarme, que soñaban con ver a sus admirados personajes en pantalla grande. Tanto ha sido así que se podría decir que lo que antes eran productos marginales dentro de los grandes estudios, se han convertido en los grandes proyectos de las mismas, esos que aseguran la taquilla, que hay que explotar de todas las formas posibles desde que San George Lucas inventase el Merchandaising y que al menos una vez por año nos hacen pasar por caja para ver y a ser posible disfrutar de las andanzas de estos dioses de la imaginación. Este año el primero de los elegidos que nos visita desde la mismísima Asgard es el mítico Dios del Trueno encarnado en la figura del australiano Chirs Hemsworth, y al igual que a los gigantes de hielo a los que se enfrenta, a mi me ha dejado frío.

Con un plantel de actores tan solvente como los oscarizados Hopkins y Portman, el más que bueno Stellan Skarsgard, los prometedores Tom Hiddleston y el propio Chirs Hemsworth, y un director de los que les gusta crear buenas historias de personajes como Kenneth Branagh, no entiendo como Paramount ha permitido un Blockbuster tan Blockbuster como este.

Viéndolo desde la perspectiva del seguidor del personaje desde mi más tierna infancia y conociéndome todo de él, veo que se han preocupado medianamente por la coherencia de la historia del personaje, que han hecho un esfuerzo porque me sienta a gusto y conforme viendo batallas con gigantes de hielo o respetando con bastante acierto la historia del que seguramente sea el villano con mayor potencial de todos los que pueblan los cómics como es Loki, o que incluso se han molestado en añadir esos pequeños detalles que a nosotros tanto nos gusta descubrir como la gula de Volstagg o las referencias a Stark. Y desde la perspectiva del espectador que acude sin más conocimiento a la sala de cine que el que me proporcionan los anuncios de televisión, el propio cartel y lo que se anuncia en los distintos medios de comunicación, la película ciertamente es todo un Blockbuster, con mundos imaginarios espectaculares, vestuarios y caracterizaciones retrofuturistas, escenas de acción y lucha, buenos y malos perfectamente reconocibles y efectos especiales para dar y tomar.

Lo malo es que ninguno de los dos espectadores sale excesivamente contentos de la experiencia mística. Ni consigue contentar al crítico seguidor, por desperdiciar no sólo a Thor sino a todo lo que le rodea (lo de los 3 guerreros y Sif es de risa) ni al neófito, que no ve más allá que otra hueca historia de chico idiota y engreído (en este caso Dios idiota y engreído, pero para el caso es lo mismo) que se redime por el amor en un abrir y cerrar de ojos, rodeado de puñetazos, explosiones y un peligro que amenaza al mundo, es decir, lo mismo de una y mil veces. Da la sensación de ser una película sin alma por culpa de que alguien estrechó las miras de un proyecto que de pretender ser bueno, debiera haberse rodado o bien en dos partes o en una con al menos 30 min más que le dieran coherencia al conjunto, pero que parece haber sido cortada para no resultar pesada y que consigue un producto del montón con unos mimbres tremendos. Es como si para construir un coche elegimos ruedas de camión, el motor de un Rolls-Royce, la carrocería de un Aston Martin, pretendemos que lo pilote Fernando Alonso y lo ensamblamos con tornillos de IKEA en 30 min (con todos mis respetos hacia la compañía Sueca). Por muy bueno que sea el piloto, eso no hay manera humana de hacerlo andar de manera decente aunque cada parte sea excepcional. Por desgracia este Thor más que Dios del Trueno se queda en Colega del Mazo Gordo y eso no tiene perdón de Dios, digo de Odín.

Ahhhh, se me olvidaba, no os vayais cuando salgan los créditos (por lo menos los seguidores de comic)

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