No cabe duda de que de un tiempo a esta parte el cine de animación, en tiempos un privilegio casi exclusivo de Disney a pesar de algún que otro intento aislado y generalmente fallido, se ha vuelto uno de los principales sustentos de la economía de los grandes estudios hollywoodienses, gallina de los huevos de oro a la que se empieza a exprimir de tal manera que se amenaza la propia estabilidad del mismo debido a la saturación de producciones sin mayores aspiraciones que hacer caja con el "para todos los públicos", el "merchandising" y demás parafernalia que utiliza a los menores como encerrona para sus mayores, pues por más que se diga que la animación ha dejado de ser sólo para niños filmes como 'Rango' son los menos, tanto por público objetivo como por calidad. Con la llegada de los píxeles a la gran pantalla como medio de animación por excelencia poco a poco todos los estudios fueron animándose, chiste fácil nº uno, al ver los excelentes resultados de la pionera Pixar y, en menor medida, de DreamWorks Animation.
En términos puramente comerciales, Blue Sky vendría a ser el tercer lado del triángulo escaleno que forman las tres grandes compañías, las tres con una cada día mayor lista de títulos de éxito (económico) a sus espaldas. Baste nombrar lo que pronto será la tetralogía de 'Ice Age', título que a bien les merece recordar en cada uno de sus promocionales, para hacerse una idea de lo que cabe esperar de 'Rio'. Si por algo se ha caracterizado la mencionada Blue Sky es por su apuesta descarada por la realización de un cine de animación simplemente entretenido. De "animación" y "entretenido", sin más. Y bien visto cabe admitir que todas sus producciones resultan entretenidas, sin entrar a valorar otros posibles factores, porque lo son: desde las mencionadas entregas de 'Ice Age' pasando por 'Robots' y 'Horton'... y como cabe esperar esta misma 'Rio', producción de animación por ordenador en 3D tan entretenida como poco memorable, y tan aceptable para ser vista como tan aceptable resulta pensar en su inmediato olvido.
¿Es el cine de animación un género en sí mismo? Más bien no, o al menos no debería. Al igual que el 3D por ejemplo no deja de ser una herramienta a usar por los profesionales que se ocultan tras las cámaras, la animación no es más que un elemento que permite una serie de posibilidades a la hora de contar historias de una u otra manera, especialmente aquellas centradas en personajes y elementos no humanos que sin embargo permitan ser humanizados, y que de igual manera que la elección de un modelo de cámara, un tipo de lente o una paleta de colores la elección de un tipo de animación, que tampoco escapa a ese tipo de consideraciones artísticas, marca inequívocamente la personalidad de cualquier largometraje. Y de un tiempo a esta parte el píxel es el amo y señor, per se, a veces impersonal o simplemente funcional, relegando por otro lado a cualquier otro tipo de animación a un segundo plano por más que filmes como 'Los mundos de Coraline', por decir alguno, se merezcan todos los aplausos y más. Repetimos, ¿es el cine de animación un género en sí mismo? Si bien los propios animadores defenderán lo contrario, producciones como 'Rio' así lo atestiguan pues el último largometraje del brasileño Carlos Saldanha, habitual de la casa, ejerce el medio como si de un género se tratase con lo que todo ello representa.
Blue Sky, guste más o guste menos, ha sabido encontrar ya desde el primer 'Ice Age', en 2002, su estilo propio a la hora de abordar cada uno de sus largometrajes, todos ellos marcados por la pauta de complicaciones las justas y entretenimiento el máximo que permita la fórmula, lo que garantiza la distracción aunque sea a costa de evitar las posibilidades del relato de ir hacia alguna parte, no digamos ya de arriesgar. 'Rio' viene a ser una más, una cinta de animación que emplea su medio como género para no trascender más allá de los muros del cine de animación por ordenador en 3D para todos los públicos. Se deja ver y no aburre, pero de la misma manera que se deja ver se dejará olvidar, básicamente, porque no hay nada en ella que merezca la pena recordar... que no hayamos visto ya en cualquier otro largometraje de animación, sea de la propia Blue Sky o de la competencia, sin siquiera tener al menos un personaje secundario como ese Robin Williams/Florentino Fernández que se comía cada tuerca de 'Robots', y por más que no se pueda decir nada malo de las voces que se dejan oír en la versión original. Así, 'Rio' es un refrito del habitual esquema que sirve de base para las producciones del montón transformando al protagonista en un guacamayo y trasladando la acción a un idealizado Río de Janeiro, visión se antoja más bien simple de una ciudad que recuerda a la que suelen poner en práctica los capítulos de Los Simpson en los que estos hacen turismo internacional, pero despojándole de la mala baba y/o torpeza a la hora de incidir en los aspectos menos promocionales a nivel turístico. Lo dicho, tonterías las justas, porque lo importante es que la cámara esquive cuantos más objetos mejor y a toda velocidad en las innumerables (y logradas) secuencias de acción (en 3D).
'Rio' no es una producción ni recomendable ni evitable, sino más bien todo lo contrario. Cumple con su función y su cometido, lo hace con cierta convicción aunque resulte tan evidente que sorpresa más bien poca, y aunque más que digna su propia sencillez no le permite ni tan siquiera sacar provecho de algunos de sus elementos, como esa manada de monos que a juzgar por las aportaciones de los pingüinos en 'Madagascar' o de los Minions en 'Gru. Mi villano favorito' demandaban más presencia en pantalla. Visto así, se hace evidente que su aportación posterior como largometraje independiente es más bien escaso donde el único fundamento real que le encontramos es servir de excusa para una nueva y excelente partitura de John Powell, compositor cuyo nombre se antoja indispensable para garantizar el aceptable de cualquier producción ya sea de animación o de imagen real. Técnicamente notable, especialmente cuando sus protagonistas surcan los cielos como ya ocurría con 'Ga'Hoole' o 'Cómo entrenar a tu dragón', dos producciones sea dicho de paso más logradas y satisfactorias, donde el efecto 3D puede llegar incluso a causar vértigo, 'Rio' no deja de ser una opción más que decente y que dentro de su limitado alcance puede ser disfrutable, quizá no como para salir bailando samba de la sala de cine, pero tan poco tan cabreado como a la salida de esa tontería llamada 'Gnomeo y Julieta'. Blue Sky al menos sabe mantener las formas y aunque no deje de ser cine de animación como género, el mismo concepto que suelen evadir todas las grandes cintas que se valen de la herramienta para hacer cine, al menos es cine de animación como género del bueno, o cuanto menos del entretenido.
miércoles, 27 de abril de 2011
'Rio': La animación como género
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