jueves, 28 de abril de 2011

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'Año bisiesto': Los últimos 28 días


Michael Rowe se ha ganado por derecho un lugar dentro de la industria con su primer ejercicio fílmico; y si bien algún día no consiguiese el reconocimiento que ha logrado con Año bisiesto (México-2010), por lo menos tenemos presente que esta cinta es una de las mejores cintas que se han hecho últimamente acerca de las complejidades del ser humano ante la necesidad de no estar solos pero tampoco sentirse acompañados.

Este drama de de 94 minutos que pese a su tema y el optar hacerlo un poco denso para emparejarlo visualmente con la trama, se deja ver de una manera bastante sencilla, y además lo suficientemente comprensible para tener ante nosotros un par de personajes delineados tan sutilmente que no nos deja adivinar nada, pero sí entender las razones que los han dejado varados en el terreno que pisan. En ese sentido, el guión de Lucía Carreras junto con Rowe se encuentra a la par que la sólida dirección de esta ópera.



En ella, Laura (Mónica del Carmen) tiene 25 años. Es periodista, está soltera y vive en un apartamento en México D.F. Después de una larga serie de aventuras amorosas sin futuro, conoce a Arturo (Gustavo Sánchez Parra). La primera vez que hacen el amor, los gestos de Arturo la conmueven profundamente. Entonces comienza una relación intensa, apasionada y sexual en la que se mezclan el placer, el dolor y el amor. Pasan los días, que Laura tacha uno a uno en un calendario, y el pasado de la mujer vuelve a surgir, acosando a Arturo.

Increíble lo logrado con este estilo de dirección pausado e intimista que no muestra efectismos sobre la realidad de la protagonista Laura; un ser que se entiende a sí mismo, que no está motivada por lo que sucede a su alrededor y que es víctima de su propio encierro por necesidad, pero no estando obligada, a momentos busca la compañía que le haga sentir que existe y que es importante para algunos. Cuando eso no sucede lo mitómano puede ayudar a darle fluidez a los deseos para formularse una vida que posiblemente desea.

Por otro lado Arturo, personaje extraviado y serio muestra que puede ser esa compañía arrebatadora, en ocasiones dulce en ocasiones agresivo, pero nada que no pueda satisfacer los deseos de ambos. Excelentes actuaciones -con actores que pueden resultar extraños pero que le da más realismo a la historia-, se condensan firmemente con la idea de mantener ese ambiente claustrofóbico limitando el espacio a un departamento sin que se necesite nada más.

Año bisiesto no busca musicalizaciones agudas y tristes, ni fotografías llenas de grano y grises; sino que hace gala de diferentes planos con cámara fija en diferentes ángulos para poder tener un acercamiento más cercano a los personajes y la acción en todo momento. Indispensable visionado para una cinta que tiene para mostrar elementos humanos internos que en base a necesidades de aceptación y compañía terminan haciendo mella en las personas, esa es la soledad privada, la que uno mismo se forja y con la que uno mismo convive; con la que más vale estarse acostumbrando porque ella suele ser fiel compañera.

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